Sherezade en apuros

Aprendiendo árabe y tratando de recordarlo


Árabe en el espacio exterior

Mis compañeros de clase me dicen que nos envían a clase "a tomar por saco" porque somos de idiomas raros. Al parecer, quienes estudian idiomas más populares -como el inglés- están en otro edificio más molón e integrado en la civilización universitaria. Sin embargo, a los de árabe -quizá por aquello de irnos ambientando en los estereotipos culturales- nos han situado en el más allá físico y tecnológico.

El edificio de estadística de la Complutense no es precisamente una zona de máxima visibilidad e integración cultural, por no hablar de las cutres (muy cutres) condiciones de las infraestructuras en las que recibimos las clases. Como podéis ver en las fotos, por no tener no tenemos ni pizarra, así que la profesora se las ve y se las desea para escribir y ser vista en el minipizarrín que le han soltado. Menos mal que sólo andamos con las letras y garabeteando cuatro palabrejas de nada, que si anduviéramos más avanzados lo íbamos a tener muy crudo para teminar una frase.

Por si fuera poco, el equipo de audio es para llorar. Aquí en la foto podéis ver el radicasette modelo "top-manta" con el que hacemos que entendemos lo que de ahí sale. Insisto, menos mal que la profesora es estupenda, nativa y que yo tengo muchas ganas de aprender, porque es como para cabrearse: por casi 500 euros las 80 horas de curso tenemos que usar las mismas instalaciones que los estudiantes que hace 25 años se preparaban para votar la actual constitución.

Pese a la tomadura de pelo sigo muy contenta con las clases, que es lo que a fin de cuentas más me importa. Además, he de decir que tiene un atractivo toque exótico este edificio tan "vintage". Eso, si como a mí, te gustan las pelis de marcianos...

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