He de reconocer que me es muy difícil reconocer las letras árabes en un texto. Me parecen muy pequeñas y tengo que estar muy concentrada (y con la chuleta del alifato en la mano) para ser consciente de dónde empieza una y acaba otra, pues cualquier manchita en la hoja puede ser susceptible de ser interpretada. Por si fuera poco y como explica el profesor Gómez Reíllo, la escritura árabe es monocameral, ya que a diferencia de otras escrituras como la latina, la griega o la cirílica, no distingue entre mayúsculas y minúsculas.
Y si leer es complicado, ya no digamos escribir. Cuando escribo las letras me salen gigantes, se me junta el renglón de arriba con el de abajo y el resultado es un barullo horroroso de signos que no se sabe a qué palabra pertenecen. Así que no ando precisamente contenta con eso de prescindir de las mayúsculas, la única pista visible que podría tener para distinguir una frase de otra. Creédme, de momento un simple punto no me es de gran ayuda.
Y si leer es complicado, ya no digamos escribir. Cuando escribo las letras me salen gigantes, se me junta el renglón de arriba con el de abajo y el resultado es un barullo horroroso de signos que no se sabe a qué palabra pertenecen. Así que no ando precisamente contenta con eso de prescindir de las mayúsculas, la única pista visible que podría tener para distinguir una frase de otra. Creédme, de momento un simple punto no me es de gran ayuda.
Etiquetas: AME1a, caligrafía, escritura, sherezade en apuros
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